Me ha perdonado ahora en tantas ocasiones, que siento miedo y vergüenza al tener que solicitarle un nuevo perdón. Vos disponéis de ese Corazón, en el que se encierran los bienes de la misericordia; espero, por vuestra intercesión, lograr para mi y para los pecadores, por quienes me intereso, la felicidad de una honesta y duradera conversión. Ser amado de Vos, es ser prevenido por vuestras gracias; ser enriquecido con nuestros provecho; ser llamado a vuestra eterna herencia; ser consumido en la unión con Vos, y ser transformado en Vos para no conformar mucho más que un solo corazón. Gracias para cada momento de la vida, para cada situación dichosa o desgraciada, para cada dificultad… Y todas y cada una estas gracias espirituales o temporales van juntas del Corazón de Jesús, del Corazón de tu divino Hijo. Vos tenéis siempre y en todo momento un libre ingreso a El, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!
Hete aquí lo que me desplaza, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! El solo pensamiento de que podéis hacerme bien, me consuela y me hace más fuerte. Tengo fundamentos de aguardarlo todo de una Madre que es al tiempo tan poderosa y tan buena. Y fue este cuarto punto el “gancho” que atrajo a una cantidad enorme de devotos, a que muchas iglesias dedicaran altares a la imagen, no a la original que quedó ignota por causas que mucho más adelante aclararé. En parte, esta advocación se propagó rápidamente por los jesuitas (como la Virgen de la Luz o Nuestra Señora de Belén), que la llevaban consigo en sus metas, siendo así que en ocasiones antecedía a los mismos misioneros del Sagrado Corazón.
Vos podéis alcanzar la entrada en El para los que tu amor resguarda. La naturaleza y la felicidad le cercan a su vez; el espíritu del bien y el espíritu del mal se le disputan a porfía, pero nosotros somos únicos dueños de darle a quien nos plazca. Les lo pedimos en nombre del amor candente que habéis profesado siempre y en todo momento a tu divino Hijo, en nombre de la devoción sin límites que continuamente le habéis manifestado, y más que nada, representando a la mucha parte que habéis tenido en las congojas y crueles amarguras de su Corazón.
Misioneros Del Sagrado Corazón, Msc
Roguémosle, ya que, que hable por nosotros al Corazón de su Hijo, como nos lo aconseja San Bernardo. No os contentéis, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Jesús irá con Vos; en su Corazón, que Vos nos tendréis siempre abierto, encontraremos armas para luchar victoriosamente contra los mucho más atroces contrincantes de nuestra salvación.
Sin embargo, interminablemente más apetecible es el Corazón de Jesús, ese vasto reino en donde habita el cariño divino con sus infinitas misericordias. En El está la justicia y la paz; las riquezas de la eternidad en El abundan; en El florecen todas y cada una de las virtudes; en El están el Cielo y la tierra; en El se dan el ósculo de paz Dios y el hombre, y María es la única que puede introducirnos en ese asilo de la verdadera esa. La paz que experimento, la promesa que va incrementado en mi alma, el cariño mucho más ardiente que por Vos siente mi corazón, me hacen creer con razón que no he solicitado en vano vuestro auxilio.
Si jamás hubierais atendido a los pecadores ¡oh mi buena Madre! Pero más simple sería contar las arenas de una playa que calcular el número de pecadores favorecidos por vuestra protección y atendidos en sus ruegos. El sendero del Cielo es estrecho, está cubierto de abrojos y de espinas, sembrado de rocas, rodeado de precipicios sin fondo, infestado de ladrones que detienen y despojan a las almas. Es bien difícil conocerle y costoso el subir por él. Gracias de oración, de virtudes, de consuelos, de socorros, de arrepentimiento, de furor. Que vuestro virginal mantón cubra siempre a nuestros hijos; guardadlos, son nuestros para toda la vida.
Chevalier era y es “Nuestra Señora del Sagrado Corazón”, pero eso no prueba nada. En fin, si Dios quiere dejar que la felicidad que solicito me sea cambiada por alguna terrible prueba, o por algún sacrificio no aguardado, entonces, más que nada, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Me postro a nuestros pies, oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Les ofrezco, ya que, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Si bien fuese yo el único que les dirigiese mi súplica, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!
San Justo De Beauvais, Mártir
No, no puedo recibir desaire, por el hecho de que el negocio por el que acudo a Vos es esencial, bien difícil, atormentado, no tiene otro recurso sino tu poder, ¡oh María! Les suplico por lo que más amáis, que me alcancéis del Corazón de Jesús la gracia que solicito. Haced que conozcamos nuestras miserias para que las lloremos; las grandezas de Dios para que las adoremos; las bondades del Corazón de Jesús para que las amemos; vuestra petición tan llena de ternura para con nosotros, para excitarnos a una justa y perseverante seguridad. Varios siglos ha que esta fuente perenne no cesa de manar esas increibles aguas que refrescan y apagan la sed de las ánimas, que fortalecen toda flaqueza, curan toda languidez, quitan el gusto de los falsos bienestares de aquí abajo y dan la sed de los auténticos bienes del Cielo. Cada día, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!
Acordaos, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Llenos de confianza en vuestros merecimientos, acudimos a implorar vuestra protección. ¡Oh celeste Tesorera del Corazón de Jesús, de ese Corazón que es el manantial insaciable de todas las gracias, y el que podéis abrir a tu gusto para derramar sobre los hombres todos y cada uno de los tesoros de amor y de misericordia, de luz y de salvación que encierra! Concedednos, os lo suplicamos, los favores que pedimos. Cuando considero que podéis lograr para mí y para todos y cada uno de los que me son costosos esta gracia de gracias, olvido todas las demás.
Es tenido por verdad que la ideó el Padre Luis Chevalier, fundador de los Misioneros del Sagrado Corazón, que desde joven tuvo la iniciativa de honrar a María, unida al Sagrado Corazón de Jesús. Sus fieles sustentan que ni conoció al iniciador de la devoción ni oyó jamás nada sobre la advocación, mientras que los jesuitas afirmaban que sí, que se había basado en la iniciativa original de su compañero de Orden. Se asimismo se fundamentan en que el título jesuítico era “Nuestra Señora del Corazón de Jesús” y el del P.
Hijos de Eva, desterrados, desgraciados, elevamos nuestros lamentos hacia Vos. Sí, lo confesamos, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Grande fue el poder de Josué, maravilloso el de Moisés cuando hizo salir agua de la roca, asombroso el de Elías haciéndose obedecer de los elementos; pero mayor aún, mucho más admirable y mucho más sublime es el poder que les ha concedido a Vos el Corazón de tu Hijo, Jesús. Y va a ser tratado según su permiso, no siendo cedido a terceros, salvo en las situaciones prevenidos en nuestra Política de Privacidad. Va a poder ejercer los derechos que le asisten en la normativa vigente en tal como enseñar una reclamación ante una autoridad de control. Mucho más información sobre Protección de Datos en nuestra Política de Intimidad.
Nuestra Señora Del Sagrado Corazón De Jesús
En efecto, ¿de qué nos servirían la ciencia, la salud, el feliz éxito, en nuestras compañías, el término de nuestras pruebas y hasta exactamente los mismos consuelos de la piedad, si no hubiéramos de fallecer, por fin, con la muerte de los justos, y si nuestros últimos instantes no debieran ser semejantes a los de los Santos. ¡Desgraciado del que, para llevar a cabo esta gloriosa, pero difícil peregrinación, no se provee de un buen guía, de una luz segura, de un arma poderosa! Anda indefectiblemente a su perdición, y es inútil de conquistar el Reino de los Cielos.
Algún enfrentamiento menor y local hubo por ello, por el hecho de que estos pretendían el monopolio de la advocación. Aun al comienzo se negaron a que cualquiera, incluido los jesuitas, predicara o publicara sobre la nueva advocación, pero nada consiguieron. Os suplico nuevamente oigáis mi plegaria y me concedáis todas las gracias que he solicitado durante esta Novena; extended vuestra protección sobre mí y sobre todas y cada una\’ las personas que en tantas ocasiones os he sugerido; alcanzadnos del Corazón de Jesús la esa de quererle aquí en la tierra y de reinar con El en el Cielo. Es muy poderosa María sobre el Corazón de su divino Hijo para que no logre alcanzarme la felicidad que le pido.