Señor Mio Jesucristo Dios Y Hombre Verdadero Por Ser Vos

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Constructor, Padre y redentor mío; por ser Vos quien sois, Amabilidad infinita, y por el hecho de que les amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa pues podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente jamás mucho más pecar, confesarme, y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Amabilidad infinita, y por el hecho de que os amo sobre todas y cada una de las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; asimismo me pesa pues podéis castigarme con las penas del infierno. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Constructor, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas y cada una de las cosas, me pesa de todo corazón de haberos insultado; también me pesa pues podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina felicidad, sugiero firmemente nunca mucho más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

Jesús, José y María, con vos descanse en paz el alma mía. Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa hermosura. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Por culpa mía, por culpa mía, por mi enorme culpa. Por eso suplico a Santa María siempre y en todo momento Virgen, a los ángeles, a los beatos y a nosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor.

Oración Para Todos Y Cada Uno De Los Días

Desde allí debe de venir a evaluar a vivos y fallecidos. Creo en el Espíritu Santurrón, la santa Iglesia católica, la comunión de los beatos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. A nuestros pies nos postramos con el más humilde aprecio, ¡oh incomparable protector nuestro San José! Dirigid, ¡oh gran Santurrón! Humildemente confesamos que nuestras tribulaciones son pena de nuestras culpas; por eso con dolor de corazón, solicitamos a Dios perdón de todas ellas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

Has fallecido por salvarme, por salvarnos. Dame responder a tu amor con amor, cumplir tu Intención, trabajar por mi salvación, ayudado de tu gracia. Y dame trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos. 5.- Los que acostumbran rezar el Vía crucis muchas veces, gozarán de una gloria extraordinaria en el cielo.

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Por el amor con que el Espíritu Santo inflamó el corazón de María Muy santa. Nos acogemos, pues, bajo la sombra de la Palma de tu Imagen, para conseguir los frutos dulces de tu patrocinio; y si la Palma se da al que vence, ayúdanos a vencer y ganar en las tentaciones, para lograr cantar las misericordias del Señor. ¡Santísima María del Oreto! Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía. Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

El aviso de la resurrección transforma su tristeza en alegría. Jesús está vivo y nosotros habitamos Él para toda la vida. La resurrección de Cristo inaugura para la raza humana una renovada primavera de promesa. Frecuentemente, tendría yo que investigar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares, de mis preocupaciones.

Por La Sabiduría Y Virtudes Con Que El Hijo De Dios Adornó El Alma De María Santísima

Santa María, Madre de Dios. Suplica por nosotros pecadores, en este momento y en la hora de nuestra muerte. Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benigna mente. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

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Virgen Santísima de los Dolores, mírame cargando la cruz de mi padecimiento; acompáñame como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Suplicio; eres mi Madre y te necesito. Ayúdame a padecer con amor y promesa a fin de que mi dolor sea dolor redentor que en las manos de Dios se transforme en un gran bien para la salvación de las ánimas. Sacratísimo Corazón de Jesús, oíd benigno las súplicas de María, llena de felicidad, y de José, varón justo, para que por su intercesión consigamos el favor solicitado, si ha de ser a mayor honra y gloria vuestra y bien de nuestras almas. Vos que vivís y reináis por todos los siglos de los siglos. Postrados frente Vos, insigne asegurador nuestro San José, asistimos también hoy en demanda de vuestro eficiente patrocinio.

Gloria

Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal comprendido, de egoísmo, de envidia. Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. Alma de Cristo, santifícame.

Por El Amor Con Que El Espíritu Santo Inflamó El Corazón De María Muy Santa

Infundid, Señor, vuestra felicidad en nuestras almas, para que, pues hemos creído la Encarnación de vuestro Hijo y Señor nuestro Jesucristo anunciada por el Ángel, por los merecimientos de su Pasión y Muerte, alcancemos la gloria de la Resurrección. Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo, bendita tú eres entre todas y cada una de las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.