Es irónico y hasta horrible el hecho de que la mayor parte de las personas religiosas de los tiempos de Cristo (personas que eran practicantes de su religión y que ansiosamente esperaban la venida del Mesías) no fueron capaces de reconocerlo en el momento en que Él vino. “Beato Dios, Santurrón Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.” Que os realice impecables en santidad delante de Dios nuestro Señor Jesucristo con sus beatos . Señor Jesús, al irte de este planeta no nos has dejado huérfanos, sino que has enviado al Espíritu Consolador, al Espíritu de Verdad que nos guiará hacia “la verdad completa” .
Ayúdanos a que con nuestras vidas cantemos el gozoso Magníficat en honor de la Divina Misericordia que tú has cantado en la casa de Isabel. Oh Hijo de Dios, Tú, por misericordia a los pecadores, has aceptado tomar el cuerpo humano en el que escondes tu majestad y omnipotencia. Siendo Dios sabes que la maldad de los hombres clavará este cuerpo a la cruz, sin embargo Tú, por amor a nosotros, te has encargado de cumplir la voluntad de tu Padre. Oh María, te agradecemos tu “fiat”, que abre el sendero de nuestra salvación. Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de tu amadisimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como propiciacion de nuestros errores y de los de todo el mundo entero.
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Oh Señor Jesús, paciente, misericordioso y humilde. Amansa nuestra soberbia, nuestra malicia y nuestro deseo de maltratar a los que son más enclenques; enséñanos la paciencia, la bondad y la humildad. Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero. En 2021, el Papa Francisco apuntó que el mensaje de la Divina Clemencia “no es otro que el Evangelio de Jesucristo, que murió y resucitó de entre los muertos, quien nos ofrece la clemencia del Padre” y afirmó que “en la clemencia de Dios, el planeta alcanzará la paz y el hombre, la alegría”. Además, recordó que “mediante San Juan Pablo II, ese mensaje ha llegado a todo el mundo”.
Nuestras ánimas son moradas de Dios. Oh Jesús, profundiza en nosotros la conciencia de esta colosal gracia y haz que obremos siempre como hijos del Padre celestial. María, vas a casa de tu prima Isabel. Recorres un camino largo y penoso y después te entregas a las obras de clemencia, reemplazando a santa Isabel en sus menesteres rutinarios. Alcánzanos los corazones enormes y alerta a todos y cada uno de los que esperan nuestra ayuda.
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Creo en el Espíritu Santo, La Santa Iglesia Católica, la comunión de los santurrones, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Jesús misericordioso, en el mar de tormentos orabas por tus verdugos, al buen ladrón le has prometido el cielo y a nosotros nos has dado a María, como la Madre de la Clemencia. Tu pasión y tu muerte han quitado el pecado, han vencido a Satanás y han abierto las puertas del cielo. En la cruz has hecho la obra de Redención.
“María, Inmaculada Madre de Dios y siempre y en todo momento Virgen, cumplido el curso de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo” (ver Pío XII). Madre de Dios, tú primera alcanzaste la salvación y te hiciste la imagen de la Iglesia en la gloria. Eres una fuente de consuelo y un signo de esperanza para nosotros que peregrinamos a la Patria celestial.
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Se aconseja el rezo de la Coronilla a las tres de la tarde, es la hora en que Jesús expiró el Viernes Beato, es la hora de su enorme Misericordia. Ha dicho el Señor Jesús a Sor Faustina, que a esta hora nada va a ser negado al alma que se abandone a su sin limites Clemencia, estando en gracia de Dios y habiendo recibido la Santa Comunión. La celebración de la Divina Clemencia se celebra siempre el siguiente domingo después de Pascua. La novena empieza el Viernes Santurrón. “Yo te recuerdo, hija mía, que tan rápido como suene el reloj a las tres de la tarde, te sumerjas totalmente en mi Clemencia, adorándola y glorificándola; invoca su omnipotencia para todo el mundo, y especialmente para los pobres pecadores; pues en ese momento la Misericordia se abrió extensamente para cada alma.” Podemos apreciar de estos extractos que Nuestro Señor quiere que a lo largo de la celebración de esta celebración se integre la veneración solemne y pública de la imagen de la Divina Clemencia por la parte de la Iglesia, como así desea además la veneración individual de todos nosotros.
Jesús Rey de Clemencia, la que has manifestado revelándonos los Misterios Divinos. Jesús Rey de Misericordia, que manifestaste instituyendo Tu Santa Iglesia. Jesús Rey de Clemencia, que habiendo instituido los Beatos Sacramentos, nos abriste los torrentes de Tu Gracia. Jesús Rey de Clemencia, que nos has dado los Santurrones Sacramentos del Bautismo y de la Penitencia. Jesús Rey de Clemencia, que nos has dado la Muy santa Eucaristía y el Sacerdocio. Jesús Rey de Clemencia, que nos has llamado a Nuestra Santa Fe.
Padre Eterno, yo te ofrezco el cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu Amadísimo hijo, nuestro Señor Jesucristo, en desagravio por nuestros errores, y por los de todo el mundo entero. Vivos y muertos y su reino no va a tener fin. Creo en el Espíritu Beato, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria y que hablo por los profetas. Creo en la Iglesia que es una, Santa, Católica y Apostólica, confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los errores, espero la resurrección de los muertos y la vida de todo el mundo futuro. (Con un rosario Mariano se repite esta invocaciones y jaculatorias después de cada secreto) Por la Pasión Dolorosa de Jesús.
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Jesús Rey de Misericordia, que la manifiestas en la conversión de los pecadores. Jesús Rey de Misericordia, que la manifiestas alumbrando a los infieles. Jesús Rey de Clemencia, que la manifiestas por la santificación de los justos.