Oracion Diaria A La Santa Muerte

Los pecadores encontrarán en mi Corazón un manantial y el océano de la misericordia. Voy a ser su refugio seguro durante su vida y sobre todo en la muerte. Les voy a dar todas las gracias necesarias a su estado. Corazón de Jesús, salvación de los que en tí esperan. Corazón de Jesús, paciente y lleno de clemencia. Tras cada una de las frases del día a día rezar tres Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

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En más de una ocasión asimismo, oímos decir que al hacerlo, el desgraciado moría instantaneamente y en paz. Desierto, haz que por su intercesión, construyendo el espíritu de oración y servicio, hayamos ido aproximándonos a Ti en el cariño. ¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, desidia y menosprecio!

Bellas Tarjetas De Oración Laminadas De Santa Muerte

Santa María, Madre de Dios, suplica por nosotros pecadores, en este momento y en la hora de nuestra muerte. Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas y cada una de las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Los pecadores hallarán en mi Corazón un océano de clemencia. Renuevo el inexorable propósito de ofreceros cada mañana al levantarme, y por mediación de la Santísima Virgen, las obras y trabajos del día…, y de trabajar con empeño y perseverancia para complaceros y lograr en recompensa el cielo. Bendeciré los lugares donde se venera la imagen de mi Corazón. Siendo incesante en invocar la importante providencia de María, Ella me alcanzará el cariño a Dios, el cumplimiento leal de mis deberes y la perseverancia final.

¡Oh buen Jesús, que prometisteis asistir en vida, y especialmente en la hora de la desaparición, a quien invoque con confianza vuestro Divino Corazón! Os ofrezco la comunión del presente día, a fin de conseguir por intercesión de María Muy santa, vuestra Madre, la gracia de poder hacer este año los nueve primeros viernes que deben asistirme a merecer el cielo y alcanzar una santa muerte. ¡Esperemos pudiera, oh divino Corazón, consagrarte tantas adoraciones, tanto amor y tanta gloria como Tú consagras a tu eterno Padre! Sé el reparador de mis defectos, el protector de mi vida y mi amparo en la hora de mi muerte.

Promesas De Jesucristo A Santa Margarita María, En Pos De La Gente Devotas De Su Sagrado Corazón

Padre nuestro, que andas en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu intención en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como asimismo nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Quien tiene un San La Muerte piensa que no puede fallecer, y es Juan B. Ambrosetti quien lo registra como algo “increíble contra la bala y el cuchillo”. Cuando falla, se debe a que se peleó por vicio, pues en caso de riña justa el “payé” es eficaz. En más de una ocasión oímos historias de pendencieros mal heridos, que _entre sus estertores solicitaban desesperadamente les quitaran “el beato”.

Despertemos en nosotros un arrepentimiento sincero por nuestros pecados, prometiendo al Señor Dios que con la ayuda de su gracia, ya no volveremos a pecar más. A la hora prevista en la agenda del día, se rezan las vísperas. Tras su conclusión, el lector comienza las invocaciones a San Pablo, y luego el superior lee la esquela del día siguiente y finaliza con la oración por los fallecidos. Según el orden del día, el “Ángelus” se ha de rezar al principio de las vísperas o después de cenar.

San La Muerte

Este singular “payé” conocido como San La Muerte, recibe también otros nombres, todos semejantes, como Señor La Muerte, Señor de la buena Muerte o San Justo de la Buena Muerte. Hay quien dice que a este último, se lo distingue por estar parado y con la guadaña. En resumen, hay una secuencia de variantes, que frecuentemente no sabemos hasta el momento en que punto argumentan a antojos personales. Que las almas de los fieles finados por la clemencia de Dios descansen en paz. Dios todopoderoso, derrama tu gracia sobre nuestros corazones y concede a quienes hemos conocido por el anuncio del Ángel, la Encarnación de tu Hijo, que por su Pasión y su Cruz, y cona la intercesión de la Virgen, alcancemos la gloria de la Resurrección. ¡Oh Jesús, que os complacéis en espantar de nuestro hogar las disensiones, las enfermedades y la miseria!

Haced que, nuestra vida sea una no interrumpida acción de gracias por muchos provecho. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.

Bienaventurado patriarca glorioso S. José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre, el mal que sentisteis observando nacer al Niño Jesús en tan enorme pobreza, se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de la ciudad de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente. Toda la vida de San José fue un acto continuo de fe y obediencia en las situaciones mucho más bien difíciles y oscuras en que le puso Dios. Él es literalmente “el gestor leal y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia” .

Vednos postrados frente tu altar, para arreglar, con destacables homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas y cada una partes, hieren vuestro amantísimo Corazón. ¡Dulce Salvador mío, concededme y ayudadme a socorrer almas! ¡Son tantos y tantos los desgraciados que empujan a los demás por el sendero del vicio y del infierno! Haced, Señor, que emplee toda mi vida en llevar a cabo mejores a los que me rodean y en llevarlos conmigo al cielo. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten clemencia de nosotros. A Ti asistimos, Corazón de Jesús, porque en Ti podemos encontrar consuelo, en el momento en que afligidos solicitamos protección; cuando cansados por el peso de nuestra cruz, procuramos ayuda; en el momento en que la angustia, la patología, la soledad o el fracaso nos impulsan a buscar una fuerza mayor a las fuerzas humanas.