Oracion De Dulce Madre Completa

Acudamos a Ella con confianza, cada día. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso hizo obras grandes por mí. Su nombre es Santurrón y su clemencia llega a sus leales de generación en generación. Siete gracias que la Santísima Virgen otorga a las almas que le honran diariamente, meditando sus dolores, con el rezo de siete avenarías. Estas dos frases dedicadas a San Bartolomé y Santa Bárbara se recitaban en el momento en que había tormentas. En estos días se acostumbraba a sacar a la Virgen del Rosario a la puerta de la iglesia a fin de que protegiera al pueblo y los campos contra las “pedregadas” , riadas, etcétera.

Animado con esta confianza, a Vos también asisto, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y si bien gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues un Dios se recrea en tan graciosa hermosura. A Ti, celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma, vida y corazón.

María, Madre de Gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos, Madre nuestra. María, Madre de Gracia, Madre de clemencia, defiéndenos de nuestros contrincantes y ampáranos en este momento y en la hora de nuestra muerte. Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; por el hecho de que ha mirado la degradación de su esclava. Proclama mi alma la excelencia del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava.

A Los Hombres Que Quiere El Señor

Aparece una variación muy diferente de la oración a S. Bartolomé en el Cd El Viejo Aragón (La tradición musical en España) (Nº 20) llamada “Para echar tormentas” y recogida en la ciudad de Sinués. Jesús, José y María, Haced que descanse en paz el alma mía.

Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las tristezas, y ayúdanos en todas nuestras necesidades. En los riesgos, en las patologías, en las persecuciones, en las amarguras, en los abandonos, en la hora de nuestra muerte, míranos con ojos compasivos y no te separes jamás de nosotros. Por tu justicia, que se encuentra en nuestros corazones, reine la paz en el mundo. Te lo solicitamos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santurrón, Dios, por los siglos de los siglos. Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por Cielo que perdí.

El Beato Patrono De Los Obreros Con El Que Empieza El Mes De María

Enséñanos a nosotros a vivir muy bien la virtud de la santa pureza. 7.-Logré de mi Divino Hijo que, cuantas propaguen esta devoción, sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna de forma directa, ya que van a ser eliminados todos sus pecados y mi Hijo y Yo seremos su consolación eterna y alegría. Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! Que nunca se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y solicitado vuestro socorro, haya sido descuidado de Vos.

Estas son ciertas poesías que recitaban las chicas del pueblo en el mes de mayo dedicadas a la Virgen. Madre de Dios y Madre mía suplica por mí, dulce Madre del consuelo, dulce Madre del amor, oye ¡Oh Virgen! Desde el cielo la plegaria del mal.” La flor de tu devoción y el fruto del amor de Jesucristo tu Hijo.” Virgen Muy santa de Guadalupe, exhibe que eres nuestra Madre.

María, Madre de la felicidad y Madre de la Clemencia, protégenos de los enemigos y acógenos en la hora de la muerte. Haz que merezcamos oír en el fondo del alma esas mismas palabras. Sí, eres nuestra Madre; la Madre de Dios es nuestra Madre, la más tierna, la mucho más clemente. Y para ser nuestra Madre y cobijarnos bajo el mantón de tu protección te quedaste en tu imagen de Guadalupe. Dios de poder y de misericordia, bendijiste las Américas en el Tepeyac con la presencia de la Virgen María de Guadalupe. Que su intercesión ayude a todos, hombres y mujeres, a aprobarse entre sí como hermanos y hermanas.

Que He Pecado Mucho De Pensamiento,

Estando bajo tu sombra protectora, y en tu maternal regazo, nada podremos temer. Ayúdanos en nuestra peregrinación terrena e intercede por nosotros frente tu Divino Hijo en el momento de la desaparición, para que alcancemos la eterna salvación del alma. Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores. Virgen de Guadalupe, Madre de América.

“Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena” . “José, como era de la vivienda y familia de David, subió desde Nazaret, localidad de Galilea, a la ciudad de David llamada Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, que se encontraba encinta. Y sucedió que, estando allí, le llegó la hora del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el aposento” (Lc 2, 4-7).

Mírame con compasión y no me dejes, Madre Mía. Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el planeta de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Beato, como era en el principio en este momento y siempre y en todo momento por los siglos de los siglos. Virgen Santísima de Guadalupe, Madre y Reina de nuestra patria. Aquí nos tienes humildemente postrados frente tu espectacular imagen. En Ti ponemos toda nuestra esperanza.

Oración Madre Mía Del Rocío

Socorre a Israel, su siervo, acordándose de la clemencia, como lo había prometido a nuestros progenitores, a favor de Abrahán y su descendencia por siempre y en todo momento. Socorre a Israel su siervo, acordándose de su santa coalición según lo había prometido a nuestros progenitores en favor de Abrahán y su descendencia por siempre y en todo momento. Él hace proezas con su brazo, desperdigada a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y ensalza a los humildes. A los hambrientos los llena de bienes y a los ricos despide vacíos.

Tanta fue tu perfección y de tanto merecer, que de ti deseó nacer quien És nuestra redención. Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; puesto que todo lo que contamos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra. Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desoigas nuestras súplicas en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita. Por el hecho de que el que mereciste llevar en tu seno; aleluya. Ven a librar al pueblo que tropieza y se desea alzar.

Dios te salve María, llena eres de felicidad; el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, en este momento y en la hora de nuestra muerte. Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros, que nos refugiamos en Ti. «Eres toda bella, y no hay en ti mancha» (San Josemaría, Sto. Rosario, 5º Secreto glorioso). Madre nuestra, Dios te concedió la felicidad de nacer Inmaculada, sin mancha de pecado. Y Tú supiste almacenar esa felicidad toda tu vida, medrar cada vez más y más en los amores limpios.