Por la señal de la santa Cruz, de nuestros contrincantes líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. El objeto de la devoción al Corazón de María es su corazón físico que ardía tan intensamente de amor a Dios.
Buenaventura se refirió al Corazón de Jesús y al Corazón de María a lo largo de sus escritos a lo largo del siglo XIII, pero el pasaje mucho más conmovedor se encuentra en la obra devocional La vid mística , una descripción de la Pasión de Cristo . El término “consagración” viene de “consagrar”, o sea, realizar sagrado. La palabra “consagración” designa un acto que nos une a Dios a través de un vínculo tan estrecho que esta persona o cosa está reservada para el Señor.
Candela Y Ora Felipe Beatos, Sdb Espíritu Santurrón
Sin Vos el paisaje mucho más hermoso pierde su colorido por el hecho de que sois mi eterno enamorado y es una necesidad el darme sin reservas por el hecho de que os amo. Pureza infinita que os habéis dignado descender del cielo para quedaros años sin fin en el Pan de Ángeles, vengo ante vuestra divina presencia para adoraros y reparar por los continuos vejámenes a los que de forma continua estáis expuesto. Dolor profundo hay en mi corazón, porque sé que sois poco amado, sé que sois poco reconocido en el Santísimo Sacramento del Altar. Mal profundo hay en mi corazón, al veros tan solo y abandonado; qué costoso estáis pagando por vuestra invención de amor. Dolor profundo hay en mi corazón, porque vuestro Sagrado Cuerpo es lastimado, en el momento en que almas indignas les reciben en sus descuidadas manos perforando de nuevo nuestros pies y manos, produciéndoos acérrimos sufrimientos.
Gracias por llamarme a ser tu adorador del silencio y unirme al Getsemaní de vuestro Tabernáculo y alivianar el mal a vuestro Divino Corazón. Adorable Jesús presente bajo el Velo Sacramental, les adoro con amor infinito, pues la benevolencia y tiernicidad de vuestro Divino Corazón os llevó a quedaros eternamente en la Sagrada Hostia y de este modo las almas no miden la magnitud de vuestro amor. Amor que sobrepasa la anchura del cielo, la longitud de la tierra y la hondura del océano, porque una cortina de obscuridad cubre sus ojos al no percataros del Milagro más grande de los milagros que está en la mitad de nosotros. Heme aquí, que he venido consolar vuestro triste corazón, tomad los latidos de mi corazón y unidlos a los vuestros, tomad mi respiración como una alabanza a vuestra divinidad. Tomad mis miradas como calurosos destellos de sol que les acarician. Tomad cada palabra como poemas de amor, amor que les enternece pues uno de nuestros hijos ha escuchado el tenue eco de vuestra voz como susurro de brisa despacio que ha empapado la aridez de su corazón.
Octubre Mes Del Rosario
De todo cuanto habéis hecho por salvarnos. Acordaos del eterno y también inmenso amor que habéis tenido por todos los hombres; que tu Corazón acoja a los que a ti acuden y se conmueva ante nuestras debilidades. Llenos de seguridad y amor, venimos a tu Corazón, como el corazón del mejor de los padres, del mucho más fiel y bueno de los amigos. En tu infinita inocencia; haznos sentir los efectos de tu amor; se nuestro acompañamiento, nuestro mediador ante nuestro Padre, y concédenos la fuerza en nuestra debilidad, consuelo en nuestras penas, y la felicidad de amarte en el tiempo y de tenerte en la eternidad.
Yo os tomo, pues, Oh Sagrado Corazón, por el único objeto de mi amor, el protector de mi vida, la seguridad de mi salvación, el antídoto de mi fragilidad y de mi inconstancia, el reparador de todos y cada uno de los defectos de mi vida, y mi asilo en la hora de mi muerte. 1 DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDIONARIO-A 29 de enero de 2017 MONICIÓN DE ENTRADA Nos reunimos, un domingo mucho más para oir la Palabra de Dios, formar parte en la Eucaristía y sentirnos hijos de Dios y hermanos. NOVENA ALA ESPIRITU SANTO ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS. R/ Llena los corazones de tus leales y enciende en ellos el fuego de tu amor. HIMNO A SAN CONRADO Adelante va a ser nuestro grito. San Conrado, el portero bendito, que derrama torrentes de luz. Tú la cuna de nuestros amores, tú la cumbre de nuestra excelencia.
La celebración del Sagrado Corazón de María se festejó por vez primera en 1648 y la del Sagrado Corazón de Jesús en 1670. La Misa y el Oficio propios de estas fiestas fueron compuestos por Eudes en 1668, brevemente antes de Marguerite Marie Alacoque al detallar la devoción a los Sagrados Corazones. Compuso varias oraciones y rosarios a los Sagrados Corazones. Su libro “Le Cœur Admirable de la Très Sainte Mère de Dieu” es el primer libro escrito sobre la devoción a los Sagrados Corazones.
Les los presento, a fin de que los hagáis regresar a vuestro camino. Os los presento, para que ablandéis sus corazones. Os los presento, para que destapéis sus oídos y aprendan a oíros y a escucharos y les logren sentir. Os los presento, a fin de que les deis sed de vos. Les los presento, a fin de que les reconozcan vivo y real en tu misterio, invención de amor.
Para adoraros por los que no les adoran y para glorificaros por los que no les glorifican. Dejadme amado mío postrarme a nuestros pies para rendiros el tributo que como Dios os merecéis, para rendiros exactamente el mismo homenaje que nuestros Santos Ángeles os tributan en el cielo. Dejadme amado mío hablaros de corazón a corazón utilizando un lenguaje de enamorados, enamorados que no precisan expresar palabras para manifestar sus sentimientos pues las miradas bastan. Dejo en tus manos mi solicitud, a sabiendas de que Tú sabes las cosas mejor que yo; y que, si no me concedes esta felicidad que te pido, sí me darás en cambio otra que bastante necesita mi alma; y me concederás ver las cosas, mi situación, mis problemas, mi vida entera, desde otro ángulo, con mucho más espíritu de fe. Cualquiera que sea tu resolución, nunca voy a dejar de amarte, adorarte y servirte, oh buen Jesús.
Acepta este acto mío de impecable adoración y sumisión a eso que decrete tu Corazón misericordioso. ¿A quién he de pedir, sino más bien a Ti, cuyo Corazón es un manantial insaciable de todas las gracias y dones? ¿Dónde he de buscar sino más bien en el tesoro de tu corazón, que contiene todas las riquezas de la clemencia y generosidad divinas? ¿A dónde he de llamar sino a la puerta de ese Corazón Sagrado, a través del cual Dios viene a nosotros, y por medio del que vamos a Dios? A Ti acudimos, oh Corazón de Jesús, por el hecho de que en Ti podemos encontrar consuelo, cuando afligidos y perseguidos solicitamos protección; en el momento en que apabullados por el peso de nuestra cruz, procuramos asistencia; en el momento en que la angustia, la patología, la pobreza o el fracaso nos impulsan a buscar una fuerza superior a las fuerzas humanas.