A tenor de la citada resolución capitular de 1459 se muestran los dos primeros «historiadores» del Monasterio de nombre popular. Son estos Fray Alonso de la Rambla, muerto en 1474, y Fray Pedro de Guadalupe, maestro de novicios, conmemorados los dos en el códice setenta del Fichero del Monasterio . Dicho códice no es más que una copia iniciada hacia 1524, de la narración recogida en el C-6 del mismo Fichero y manuscrita entre los finales del siglo XV y los principios del XVI. Nada añade el amanuense a las aportaciones que se nos antojan nulas o escasas, que los dos monjes jerónimos hicieran para el saber de la historia legendaria de Nuestra Señora de Guadalupe.
Desde el año 1950, los ojos de la Virgen de Guadalupe han sido examinados por una veintena de oftalmólogos. Varias ocasiones, a lo largo de los siglos, los hombres han pintado agregados a la lona. Milagrosamente estos agregados han desaparecido, quedando nuevamente el diseño original, con sus colores vivos.
De forma sorprendente, las trece personas que se pueden ver en la pupila del ojo izquierdo, son las mismas que en el derecho están con unas proporciones distintas, exactamente la misma pasa en los ojos de un ser humano que refleja los elementos que tiene en frente. Juan, asustado, corrió a contarle aquella visión a fray Juan de Zumárraga, en aquel momento, primer obispo de Nueva España, el que no le creyó, pidiéndole pruebas de aquel hecho. Nuestra Señora de Guadalupe es una advocación mariana de la religión católica, cuya imagen se venera en la Basílica de Guadalupe, al norte de la Localidad de México. De Guadalupe, además de ser la patrona de Extremadura, desde 1907, recibió en 1928 el título de Reina de las Españas. Poco tiempo después se inició la construcción del primer templo dedicado a la Virgen de Guadalupe, en el vecindario el día de hoy conocido como La Villa. El lunes 11 Juan Diego estaba a puntito de irse a conocer a la Virgen, y contarle que el obispo le pedía pruebas, cuando su tío Juan Bernardino enfermó de gravedad por culpa de la peste y por este motivo Juan Diego no se presentó a la Virgen de Guadalupe.
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En nombre ya que, de nuestras honorables tradiciones, rogamos rendidamente a V. S. I. Se digne enviar que en los proyectos de novedosas proyectos en la insigne Colegiata no se verifiquen trasformaciones, ni menos se intente con ese motivo la traslación de la Sagrada Imagen, en el momento en que no haya para ello una necesidad absoluta, única que podría autorizar su movimiento… Y de todos modos acataremos las determinaciones de V. S. I. Porque reconocemos su autoridad por la fe, por la enseñanza de la Santa Iglesia, por el ejemplo de nuestros progenitores, cuyas tradiciones invocamos y por el sentimiento de nuestro corazón. Con lo que toca al nuevo Trabajo, desde abril del mismo año de 1887, el Ilmo.
Juan de Sanctis expuso con mucha solemnidad una Imagen Guadalupana en un altar ricamente adornado. Para facilitar el ingreso y la salida se abrieron siete extensos accesos en el perímetro circular de la basílica. La amplitud y ausencia de columnas internas permite una visión panorámica de los asistentes a las misas. Las vidrieras de colores dejan la entrada de luz al templo. Capilla del Cerrito en el conjunto de la basílica de GuadalupeHoy en día es un convento de monjas carmelitas enclaustradas, quienes administran el cuidado de la capilla del cerrito. En la parte posterior está el cementerio del Tepeyac, con panteones de personas ilustres de temporada colonial y de la República de México.
Artículos De México
El iris y las pupilas de los ojos de la imagen, de pequeñísimas dimensiones , tienen impresas al menos la imagen sumamente descriptiva de trece personajes. Los ojos de la Virgen de Guadalupe constituyen entre los grandes enigmas de la ciencia en estos instantes. Cientos de investigadores, ingenieros, graduados en sistemas ambientales, etcétera., han estudiado durante años este secreto, al que nadie hasta el momento pudo dar explicación. Corría el año 1.531, en concreto el 9 de Diciembre, cuando un humilde campesino indígena Nahúatl llamado Juan Diego Cuauhtlatoatzin que paseaba por el cerro del Tepeyac, fue testigo de algo que cambiaría la crónica de México. La historia de historia legendaria de la Virgen de Guadalupe de México cuenta que tras la conquista de México, a manos de Hernán Cortés, entre los años 1519 y 1521 se dieron a conocer las primeras familias indígenas cristianas en los alrededores de la vieja Tenochtitlan.
Hasta recientemente, se creía que dichas alas de colores eran exactamente los mismos que utilizaban los mensajeros de los dioses indígenas, los caballeros águilas. La explicación que nos dan los estudiosos, es que esa luna representa el eclipse del sol previo de los indígenas, siendo ella misma el nuevo sol o nueva luz que les alumbra. Finalmente, colocada la imagen en esta misma situación, se ha podido transcribir una hermosa composición musical con la posición de dichas estrellas. Para poder revisar esto, deberíamos invertir la imagen de la Virgen, es decir, ponerla boca abajo. Si se aprecia el mantón, tienen la posibilidad de observarse que en exactamente el mismo se haya impresas las constelaciones que podían observarse precisamente el día 12 de diciembre de 1.531.
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Hay también novedades de 2 novedosas capillas erigidas en estos últimos años en honor de la Virgen de Guadalupe, por unas familias oriundas de España y vecinas de México. La una es en la Iglesia de la Pereda, pueblo de Asturias, en donde se le hace grande fiesta a la que concurren muchas familias de múltiples pueblos próximos. La otra es en la villa de Balmaceda en Vizcaya, en donde desde el año de 1891 empezaron a levantar un pequeño templo, mucho más bien que capilla de estilo lombardo33.
En Guatemala, hay un templo dedicado bajo dicha advocación y se festeja una celebración con enorme pompa y bendición de los frutos de la tierra. En Granada, Nicaragua, hay en la Catedral un altar de tal nombre. En Guayaquil, Ecuador, 2 altares, uno en la Catedral y otro en San Francisco, convento de los frailes.
De los que manifiesta y descaradamente la impugnaron se tratará, Dios a través de, en el capítulo que sigue. Señores cardenales Inquisidores Generales que juntamente conmigo forman esta Sagrada Congregación… Han reprendido gravísimamente tu modo de obrar y de hablar contra el milagro o apariciones de la Muy santa Virgen María de Guadalupe.
Distintas análisis químicos han podido constatar que la imagen no tiene colorantes naturales, animales o minerales. El tamaño de las imágenes detectadas en los ojos de María de Guadalupe es de una cuarta parte de un millonésimo de milímetro. Para lograr determinar a todos y cada uno de los individuos, se ha debido ampliar la imagen de cada iris hasta lograr una escala de 2.500 veces el tamaño real, a la misma vez que usar métodos matemáticos y ópticos. Una nueva sorpresa se encontraron los estudiosos, en el momento en que al arrimar una luz a las pupilas de la Virgen para observar los datos, lograron revisar que estas se contraían, al tiempo que al sacar dicha luz, estas se volvían a dilatar, tal cual como sucede en un ojo vivo. Otros muchos, han intentado reproducir lo que en estos ojos podemos contemplar a través de microscopio, fracasando lógicamente en su empeño.
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En definitiva, en los ojos de la imagen de la Virgen de Guadalupe está impresa una suerte de instantánea de lo que sucedió en el instante en que tuvo lugar el milagro. La fibra de magüey que constituye la lona de la imagen, no puede en condiciones normales perdurar más que 20 ó 30 años. De hecho, hace varios siglos se pintó una réplica de la imagen en una tela de fibra de maguey similar, y la misma se desintegró tras múltiples décadas. Mientras tanto, a casi quinientos años del milagro, la imagen de María sigue tan firme como el primero de los días. Se hicieron estudios científicos a este hecho, sin poder descubrirse el origen de la incorruptibilidad de la lona.