El Rosario De La Virgen De Guadalupe Corto

Más tarde, a la visión de todos, ascendiste a los cielos para sentarte a la derecha del Padre, ocupando el sitio que te correspondía como vencedor de la desaparición y del pecado. Antes de regresar al Padre, exhortaste a tus apóstoles a orar y a aguardar tu auxilio. Con la sangre del Cordero fueron lavados los pecados de todo el mundo. Infinitas gracias les damos, soberana Princesa, por los favores que todos los días nos llega de vuestra liberal mano; tenednos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo, y para mucho más obligaros os saludaremos con una SALVE. María, ayúdame, por tanto, a que crezca en mí el cariño por todos los que sufren. Que la fuerza de este amor sea tan grande, que me lleve a cabo con la capacidad de reconocer a Jesús en todos mis hermanos y hermanas que padecen.

Sin embargo, ahora llegó tu hora, se acerca tu martirio. Ante estos acontecimientos Jesús, no quisiera dejarme vencer por el sueño, sino velar contigo. Quisiera, oh Señor, que mi oración trajera consuelo a esos de mis hermanos y hermanas que padecen en estos instantes.

Lo más importante de las jaculatorias del santo rosario, exactamente la misma las letanías, y el rezo del Rosario, es que debemos hacerlas de corazón. Las frases de las jaculatorias del rosario son invocaciones a la Virgen, a fin de que interceda ante Dios, nuestro Señor. XVI Santa Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia es la reformadora del Carmelo descalzo reimpulsando la fuerza de su regla original, de oración y clausura. Las jaculatorias para rezar el santurrón rosario están referidas a invocaciones, frases, rogativas o plegarias en forma corta, que se repiten y exclaman de forma continuada. Es la manera que contamos los Cristianos Católicos de expresar y elevar, nuestras súplicas al Cielo. »193; que sus loas no se caigan jamás de nuestros labios, que su amor muy puro anime y consuele siempre y en todo momento nuestros corazones.

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Una peculiaridad de las jaculatorias es que son un género de oración, que van antecedidas de un tipo de invocación, comunmente a la Virgen, e incluso, se recitan en los entierros, como es la situacion de las jaculatorias para finados. Para que lo comprendamos bien, en algunos lugares se comprenden las jaculatorias como súplicas que se elevan al cielo. En el caso del rosario católico, nos dirigimos a la Virgen María como intercesora frente Dios nuestro Señor, y como nuestra madre amorosa, como es el caso de , las jaculatorias del rosario de María.

Padre, yo deseo bendecirte, pues por medio de tu Hijo Jesucristo has vencido a la desaparición. Abre mi corazón e alumbra mi mente, para que sea con la capacidad de glorificarte por ello. Eso es todo cuanto espero de Ti en estos misterios. ¡Ilumíname para que sea capaz de alabarte!

Creo en Ti, Padre, en Ti Hijo y en Tu Espíritu Santo. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Quien golpeaba la puerta era el alma de su amigo.

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“Santísima virgen del señor, protectora de los desprotegidos, deja que la prosperidad y la gloria me acompañen por los siglos de los siglos”. “¡Santa María de Guadalupe!, mística rosa de Hispanoamérica; Protectora de los leales a tu nombre y guía de los Feligreses cristianos. El día de hoy intercedo en tu nombre Rogando misericordia y paz a mi alma. Haz que mis sueños se concedan y sé mi luz. En el sendero de la vida. Amén”. “¡Oh, purísima virgen de Guadalupe! Llena mi corazón de amor y protege siempre a Mi familia y libéranos de los óbices poco afortunados de la vida”. “Sabe y ten entendido, tú, el más pequeño de mis hijos, que yo soy la siempre y en todo momento Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive; del Constructor cabe quien está todo; Señor del cielo y de la tierra”. Hay oraciones para la Virgen de Guadalupe realmente bonitas, de agradecimiento, protección y donde puedes demostrarle tu devoción. También hay oraciones de la Virgen que se han oído en sus apariciones a Juan Diego, todas y cada una repletas de esperanza, amor y reflexión.

Las frases de agradecimiento a la Virgen de Guadalupe nunca están de más. Cada día es un buen momento para ofrecerle las gracias por protegerte y guiarte en los instantes más difíciles. Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas y cada una de las ánimas al cielo, especialmente a las más necesitadas. Becerra Tanco123, y Gómez Marín124, cuyo solo nombre forma un elogio, por el candente amor que profesaron a la Muy santa Virgen de Guadalupe, y por los sabios escritos, con que los dos primeros narraron, y defendió el último, la realidad de la Aparición.

Ahora sé, que tampoco me abandonarás, pues Tú ya has entrado en mi vida. Condúceme y dame la felicidad de dejarme guiar por Ti. María, Tú eres la virgen de la que habla el profeta Isaías. Conocías tan bien a Dios, caminabas desde hace tiempo frente Su presencia.

Las jaculatorias del Beato Rosario para finados son la manera de entrar en contacto con Dios, por medio de María la Virgen, nuestra madre. Desde la Edad Media el número de personas que rezamos el rosario no paró de crecer. Y la experiencia mística de este rezo se ha implementado en iglesias, monasterios, viviendas particulares o de retiro, y demás lugares que acogen al recogimiento espiritual. Tal y como sugirió León XIII. Por ello, muchos fieles piensan que las letanías forman una parte del Rosario, y que tienen que rezarse conjuntamente. Haz que lleguemos sanos y salvos a nuestro destino.

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¿Le hablo de mis cosas, como hacía Alexia, que le charlaba de su enfermedad? “La operación duró diecisiete horas, me pusieron una escayola que me cogía medio cuerpo y en donde se sujetaban 2 hierros que, a su vez, mantenían mi cabeza estable mediante una corona, también de hierro, con cuatro clavos sujetos a los huesos de la cabeza. Alexia es una niña que murió con 16 años de un cáncer. La amistad con Jesús y con María le asistió a llevar con alegría su patología.

Jesús mío, gracias por cada gota de sangre que brotó con tu sudor. Yo sé, que desde ese momento toda la agonía de la raza humana se transformó en una agonía redentora para el que la padece y asimismo para el resto. Te ruego que vuelvas tu mirada misericordiosa sobre todos aquellos que en estos momentos procuran llevar a cabo la intención del Padre pero no tienen la fortaleza necesaria para cumplirla. Padre, en nombre de Jesús te pido, que la agonía que les causa esta pelea interior, se transforme para esos hijos tuyos en una fuente de redención, mediante la aceptación de tu voluntad. Cuando Juan Diego llegó a casa del obispo, pasó al despacho de este y soltó la túnica. Las flores cayeron al suelo, y todos los que miraron se sorprendieron, pues en la túnica del indio estaba milagrosamente grabada la imagen de la Virgen Muy santa, tal como está en este momento en el templo de Guadalupe.

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En tiempos viejos existían gran variedad de oraciones, letanías y jaculatorias para el santo rosario, pero el Papa llegó a vetarlas pues muchas se crearon por cada grupo de fieles o parroquias. Pero el Espíritu Santo nos dice191 que no alabemos a los vivos, y preciso es que me limite a dedicar este cariñoso recuerdo a los que fallecieron, si es que se puede decir, que muere el que amoroso y incesante se consagra a la defensa de las glorias de la amabilísima Señora de Guadalupe. Entre varias luces de inusitado resplandor y embelesadoras y divinos armonías, muéstrase con indescriptible majestad a Juan Diego revelándole su dignidad muy alta, y le ocupa vaya a soliciar al Obispo que aquí se la erija un templo, en que oiga benigna las súplicas de sus queridos hijos los mexicanos, y reciba sus cariñosos obsequios. Prudente el Obispo, pide del afortunado mensajero una señal que acredite su certeza; y la celestial Señora, apareciéndose otra vez a Juan Diego el día 12, le ordena que suba a la inculta y espinosa cima del cerrito, y recoja en su tilma frescas y bellas flores, que han brotado en enorme número en aquel entretenido vergel.

Cuídame cada día hasta el día de mi muerte. Y de este modo vaya al cielo, donde ya poder estar contigo por los siglos. Ricardo, entre los jóvenes, salió de aquella casa y cuando llegó a la suya se acostó. Una vez en la cama se acordó de no haber rezado las tres Avemarías, que habituaba rezar todos y cada uno de los días a su Madre la Virgen. El sueño ya le había vencido, pero triunfando la pereza las rezó, si bien sin mucha devoción y después se acostó de nuevo. Entonces el general no puede menos de admirar la actitud verdaderamente antigua, clásica, espartana de aquellos montañeses.